Las Consecuencias
Esta es un pequeña descripcion de lo que el artista quizo decir con cada una de sus canciones y para algunos poder entenderlas de manera mas ligera.
1. Las consecuencias
Una guitarra acústica sola, rasgada con pausa, baila lentamente, introduciendo la primera estrofa del disco: "Las consecuencias son inevitables", canta Bunbury. Toda una declaración de principios en los primeros segundos del disco más profundo del artista. Estamos ante una balada que se sustenta en la profundidad de la voz del cantante, y en la elocuencia de su mensaje. Su letra nos habla de batallas perdidas, de todo lo malo que vendrá, de la vida, con todas sus cartas al descubierto. Una canción para después del armisticio y para antes de una guerra. Una historia en la que lo importante es el objetivo: asustar un poco. Y, de paso, prepararnos para el resto del disco.
2. Ella me dijo que no
Comienzo instrumental de altura, con los violines rasgando el cielo, que pronto darán paso a un arpegio lleno de melancolía. Uno de los grandes cortes del disco. La voz de Bunbury, pausada y medida otra vez, lamenta el final de un amor. Sobre esa introducción instrumental y ese mismo arpegio camina todo el llanto, trufado de grandes versos. Aislados, tristes, solitarios. En la recta final, las potentes voces terminan rompiendo en dos la canción, que desemboca en un medio tiempo de rock suave. En el último suspiro, vuelve la calma para el adiós: "ella dijo se acabó". Bunbury, quizá, más triste y melancólico que nunca. Redonda y cálida tristeza. Grandes momentos en 'Las consecuencias'. Desde los tiempos de los primeros poetas, a esto se le llama la belleza de la melancolía.
3. El boxeador
El mar y las gaviotas arropan los primeros acordes de "El Boxeador". Bunbury describe a su protagonista como un luchador que entrena en la playa lanzando ganchos al aire. Desde los primeros acordes, se va elevando una historia de lucha, pero sin lucha. Lo importante es tratar de resistir. Todo se acompaña aquí de un ritmo sutil, marinero, como un perezoso acompañamiento a su voz, también distraída.
4. Frente a frente
Es el single del disco y refleja bien lo que pretende Bunbury con 'Las Consecuencias'. Acompañado de la voz de Tulsa, el artista refresca este clásico -o incluso lo vuelve más añejo- popularizado por Jeannette en 1981. La gran diferencia con otros temas del álbum es que en Frente a frente el artista logra dar una profundidad mágica a todo el corte, mediante la amplia instrumentación de cuerda que adorna cada esquina de la canción. En otros temas, la voz sustenta la historia. En esta, es la atmósfera de cuerda -ahora sí, trabajando a destajo- la que se encarga de alzar y sostener todo el edificio.
5. 21 de octubre
La oscuridad a la que tanto aludimos al hablar de 'Las consecuencias' es esta canción. La voz grave y solitaria de Bunbury acompañada sólo de unas tímidas guitarras acústicas, como gotas que, por momentos, se vuelven imperceptibles. En la recta final, tras la crudeza, despierta la esperanza de una armónica, jutos antes de que el artista cante "ojo por ojo, diente por diente / lo que mereciste es lo que tienes". Y tras el último estribillo, con sabor a despedida, muere la canción, pero muere en las tinieblas y el silencio. Se va como llegó. Como una tormenta que descarga con furia, y sigue su camino dejando atrás las ruinas.
6. Lo que más te gustó de mi
Medio tiempo suave, que se deja llevar, a veces a la ranchera, a veces a otras fronteras musicales más difusas. No es fácil de determinar: el órgano rompe el compás, al tiempo que sella la canción y la hace inconfundible, de melodía asequible. Destaca también aquí la letra, que brilla especialmente en estos versos memorables: "Lo que más te gustó de mi / es lo que quieres cambiar" y "sabes que pienso / que una retirada a tiempo / es siempre una derrota".
7. Los habitantes
En Los habitantes Bunbury abandona fugazmente la oscuridad para abrazar el rock brillante, sereno y pausado, pero enérgico y despierto. No es incompatible. Un contrapeso medido y acertado para el álbum. Un medio tiempo de fuerza arrolladora, con el empuje de la potente voz del cantante y la sonoridad de toda la banda, esta vez más eléctrica y mucho menos acústica. Seguramente, los fans del artista reconocerán mejor que nunca al Bunbury de Héroes del Silencio en esta canción. Los habitantes clama por sonar en directo con una legión de seguidores en primera fila gritando hasta la locura: "y en mundos más allá / o en mundo venideros / nos echaremos de menos / o envejeceremos a la vez". Los habitantes, otro de los grandes momentos del álbum.
8. Es hora de hablar
Bunbury tira de la cadenita, clic, y apaga de nuevo la luz de la mesilla. Con la habitación invadida de bruma y el recuerdo salvaje de Los habitantes resonando en la antesala del oído, susurra esta letra reflexiva y profunda en la que confiesa grandes verdades sobre las cosas que nos suelen distraer en la vida, que son casi todas las que nos ocupan. Esas cosas que nos pueden hacer olvidar lo importante. Lo que empieza como una reflexión, termina como un grito de rabia. Por eso, en el ocaso de Es hora de hablar, el susurro cobra vida y la banda entera rompe el silencio para brindar otro rock medido, eléctrico, que recuerda a veces, a los viejos clásicos de Héroes del Silencio.
9. De todo el mundo
Para empezar, el aeropuerto, para escenificar a ese viajero que no se amarra a ningún puerto, que vuela, tal vez dejando su sello en todos los escenarios. Otro tema pausado, que se pone en pie en los estribillos: "Que no me atrape lo mundano / si prefiero / no estar quieto / que no me pongan / en un aprieto / por algo que no está en mi mano". A Bunbury se le nota que ha cuidado mucho las voces en este álbum. Se agradece el esmero en todas las canciones de 'Las consecuencias'. Lo demuestra y lo utiliza a su antojo aquí para subrayar lo que más le interesa: "Soy vagabundo / siempre de paso / de aquí y de allá / de todo el mundo".
10. Nunca se convence del todo a nadie de nada
El disco se cierra con oscuridad y profundidad, como empezó. Esta es otra letra reflexiva de gran calado y otro tiempo tranquilo, con aires de eternidad en el estribillo, especialmente logrado en su serenidad. A veces da la impresión de que el artista sabe que ha hecho un gran disco. Quizá por eso decide cerrarlo con estos versos: "Y empiece / como empiece / todo acaba / siendo menos / de lo que / yo esperaba / y nunca se convence del todo a nadie de nada". Por si alguien no lo había entendido antes. Un gran cierre, para un gran álbum, que dejará poso en todos aquellos que tengan paciencia; esa paciencia tan especial que la buena música exige casi siempre para dejarse ver.
Conclusión
Los grandes artistas se distinguen de los mediocres por su capacidad para elevarse sobre su propia trayectoria, otear el trecho recorrido con distancia y frialdad, y tomar decisiones sobre el futuro, sin temor a equivocarse y sin lanzarse sin más a la tentación de la originalidad más estridente. No se trata de sorprender por sorprender, sino de tener cierta capacidad de administrar el talento propio, y de rebuscar en sus propias posibilidades artísticas. Bunbury lo ha hecho en este disco. Muchos de sus seguidores dirán que lo lleva haciendo muchos discos, pero creo que esta vez ha sucedido algo especial. Bunbury ha logrado un álbum realmente amable, de media luz, de trago largo. Oscuro, pero alcanzable, extrañamente próximo. Sencillamente íntimo, en la medida de las cosas que todos necesitamos meditar cuando miramos hacia el interior. Por eso es un disco cercano, accesible, aunque denso.
En realidad, Bunbury ha conseguido un álbum equilibrado, que hará disfrutar a los más fans del artista, pero que tiene también una cierta capacidad para la universalidad que, muy de vez en cuando, brindan algunos artistas. Tal vez sea la profundidad, la oscuridad, la atmósfera, la madurez, o simplemente, el momento y la oportunidad. Pero es así como llegan 'Las consecuencias'. Para quedarse largo rato en la estantería de los discos que hablan al corazón de las cosas importantes. A pesar de que el artista crea que nunca se convence del todo a nadie de nada. Hay excepciones.